Por suerte solo fue el automático de arranque, una cuestión de
contactos pero no me permitió salir ese día, por lo que ya no llegaría a Belem a
tiempo ( 10 de diciembre ) para tomar el navío Rondonia, el más grande aunque
no el más rápido, uno de los pocos en el que podía viajar junto con la moto
rumbo a Manaos.
Así que tuve que reprogramar mi salida de Salvador para no salir
con mucha anticipación y así esperar la próxima salida del navío el día 24 de
diciembre.
Ahora la fecha de salida y por cualquier eventualidad era el día
16 con suerte llegaría el 19 con tiempo suficiente.
Esta vez el tiempo no estaba tan bueno, había llovido y estaba con
ganas de seguir, el piso estaba mojado, coloque el impermeable a la campera y
me puse el pantalón de lluvia… Gran error!!! Ni una gota más cayo, la
inexperiencia hizo que los primeros 513 km fueran un infierno, incrementado por
las rutas en construcción, esperando mi turno para pasar, en algunos casos más
de 15 min, al medio día una temperatura de 35°, al sol y el calor del asfalto y los motores con
seguridad cerca de los 50° abrigado hasta el cuello y sin poder tomar un tiempo
para ponerme más cómodo, ya que para no forzar a La Flaca mi velocidad media no
superaba los 100 km/h, este tramo se hacía interminable, en un momento siento
que algo arrastraba, había perdido un bulón de la muleta que también sostiene
el pedalín izquierdo, con banquinas horribles y sin poder parar sobre la ruta,
no pude bajarme de la moto así que con mucha cautela y equilibrio debido al
peso (llevaba unos 80 kg extras entre accesorios y carga) busque un cordón entre
los bolsillos de las alforjas y ate el pedalín para que no arrastrara, a todo
esto ´´me seguía cocinandoooo!!!´´
La frutilla de la torta, entrando en Juazeiro – BA con urgente necesidad
de llegar al hotel para sacarme la ropa y salir del infierno, 3 km de
embotellamiento a paso de hombre… para completarla al llegar al hotel no podía poner
la muleta… el caballete? Imposible por el peso, así que control absoluto y un
poco de malabarismo para bajar de la moto, sosteniéndola con una sola mano, más
de 260 kg (no podía bolear la pata por el equipaje) apretado en mi sauna
personal. Por suerte el Grande Hotel Juazeiro una maravilla
Día 17 por la mañana, lluvia… ahora sí bastante lo suficiente para desistir de salir, además con esa piscina… hasta podía hacer un esfuerzo y quedarme un día más.
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