Desde
que Dixon (BMW 1200 Adventure) me soltó en Caracas, mientras iba por la
autopista rápida y serpenteante que me llevaría a Valencia y luego a San
Carlos, donde pasaría la noche, tuve bastante tiempo para pensar… entre curva y
curva recordaba los buenos momentos del viaje, paradójicamente no fueron los
paisajes sino la gente:
Un
apretón de manos después de ayudarme a levantar mi moto, allá por la reserva
indígena en Brasil.
Otro
después de regalarme un sinfín de consejos, formularios de inmigración y mapas
que había comprado solo para mi de un buen samaritano Portugues, antes de
cruzar la frontera hacia Venezuela (esta vez no me iba sin registrarlo) foto
mas arriba.
Los grandes recuerdos de la gente de Lecherías,
toda la familia de la señora Irma y el señor Luis quienes me ayudaron mucho.
Un cariño muy especial a la familia Trujillo que hicieron mi estancia inolvidable… la
ternura de Irma al estrechar mi mano y el ¨Raulin¨ de Luis me hicieron sentir
querido.
Dixon
dándome la bienvenida en plena ruta, cargándome el tanque e invitando un
refrigerio, haciéndome de guía hasta Caracas… esa bestia de moto me llevaba
como un tiro, pero La Flaca aun cargada, no le perdía pisada.
Me sentí inmensamente grato por haber encontrado personas que parecían extintas,
lo cual te hace repensar tus propios actos y sin duda te va haciendo ver y
encarar la vida de otra manera. Amor y respeto al prójimo es algo que no
debemos olvidar.
Sin
darme cuenta y aun acelerado a 130, me encuentro llegando a Valencia donde
debía cambiar de ruta hacia la izquierda rumbo a San Carlos, era temprano…
claro! me llevaron como chicharra de un ala casi desde que salí de Lecherias, y
además con la guía oportuna de este hermano de ruta, todo se hizo mas fácil.
Llego
a San Carlos, hotel Villa del norte, creo... una especie de hotel/motel la moto
quedo cargada en el estacionamiento gral. , la dejé con un poco de cagaso reconozco
pero todo fue bien, en cuanto llegué un bañito en la piscina para relajarse
nunca viene mal, no?! Jajaja hay que aprovechar…
Al
día siguiente tempranito rumbo a Mérida, el estado más frío de este país y muy
bonito por cierto. La ruta está buena y plana hasta Barinas de allí se toma a
la derecha y empezas a subir, la ruta sigue buena solo que es camino de montaña
con muchas curvas cerradas a lo que debes sumarle el camino
estrecho, los barrancos y el tráfico de camiones y colectivos que, aunque no es
mucho, molesta bastante.
Continuas
subiendo hasta Apartaderos, el pueblo más alto de esta ruta unos 3600 msnm (Barinas
32°c / Apartaderos 14°c ) parada obligada para abrigarme y recuperar los movimientos, brrrrrrrrrrrr...
Los paisajes son bonitos pero casi no los podes ver,
o te vas de cabeza. Llegue a Mérida (300 msnm) como a las 16 hs me hospede el
hotel de Roldan 37 años, un gran muchacho, conocedor de motos, piloto de
enduro…
que me ayudó mucho, con todo… desde conseguir los repuestos de la moto
hasta hacerme de guía turístico, haciéndome mapas, recomendando lugares y
llevarme hasta el comienzo de la ruta subiendo a los pueblos del sur, una serie
de pueblitos pequeños subiendo la cordillera... De hecho me quede con ganas de visitar
al menos tres pueblos recomendados en 3 días. Primero se me perdió un bulón del
caballete, encontrar una bulonera no es fácil y la única en la ciudad estaba de
vacaciones, se fue el primer día =/ al segundo día comienzo a subir, llego
hasta los 2500 msnm en solo 1´30 min por asfalto pero de montaña.
En un momento
por una pendiente pronunciada, con una cuneta de piedras y agua que cruzaba el
camino por donde pasan los desagües de lluvia de la parte alta y a veces hasta
vertientes naturales lo cual hace pensar que un rio cruza la ruta, piso el
freno y se me fue a fondo, me había quedado sin pastillas, como pude pasé la
cuneta entre el canto rodado y el agua haciendo malabares para no irme al suelo
pues ya sentía deslizar la delantera con el manubrio cruzado, imaginen el
zogaca!, unos metros más allá de la cuneta una curva extremadamente cerrada y
precipicio! Tiraaa el anclaaaaaa!!! No sé cómo hice, creo que hasta trataba de
frenar con los pies en el suelo.
Después
del julepe, no daba para continuar, había pendientes peores adelante y de
tierra. Volví como pude a Mérida casi de noche. Día siguiente Roldan me lleva a
comprar las pastillas, no muy fáciles de conseguir pues en Venezuela los únicos que usan XT 660R son
la guardia nacional y en algunos casos la policía, pero se ven muuuuy pocas.
Con
los gastos, ya no daba para subir, así que me prepare para al día siguiente
continuar mi camino, esta vez pensaba dormir en un pueblito unos 80 km antes de
la frontera, pues los pueblos de frontera no son muy recomendables.
El
pueblo elegido fue San Pedro del Rio.
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